martes, 9 de julio de 2013

La distancia me impedirá verte, no quererte.

Llegará el día en que nos tendremos que separar, por tus sueños, por los míos o por los de ambos, pero cada vez que nos veamos contaré un "te quiero" por cada kilómetro que nos separe la puta de la distancia.
Y, recuerda, por cada kilómetro, un "te quiero". Por cada kilómetro, una sonrisa. Que nadie ni nada acabe con esto. 

Nosotros, somos fuertes. Acuérdate, mucho más que la distancia.
Por ti, por mí y por el día en el que volvamos a estar así de cerca.

No te transformes más.


''Promete que no me fallarás, que me follarás, que me brillarás, que me chillarás entre las sábanas. Promete que este 'siempre' escrito con promesas y subrayado con besos no se borrará ni con el típex del tiempo. Si me subes al cielo, no me bajes, no me tires nunca, que la hostia puede ser mortal. Promete que los 'te quiero' serán conjugados siempre en la primera persona del plural. Promete que cuando hables de mí, hables de nosotros. Promete que las promesas se crean, no se destruyen y tampoco se transforman.''
Y míranos, parece que ya no te acuerdes de cada una de estas letras escritas con nuestra tinta, con tu puño y con mis ganas. 

¡SORPRESA! El cielo no es para nosotros.

¡Quién fue el que dijo que el cielo era para nosotros! ¿Rozar el cielo con la punta de los dedos? Antes sobrevivo a una caída desde un séptimo piso. No te engañes, no hay nadie que se merezca ni una nube de ahí arriba. Todos tenemos esa parte oscura por dentro que se traicionaría hasta a sí misma. Y no digo que no sea bonito fingir que puedes volar, fingir que puedes llegar así de alto. Lo malo es que no lo haces, y eso hace que te merezcas aún menos respirar el aire de los ángeles. Y me refiero a fingir que puedes volar...¡si no puedes volar, al menos fíngelo! ¡Finge que puedes estar ahí arriba y que cualquier ser volador te tendría que tener envidia! Que sin esperanza, el mundo estaría perdido. Dime tú qué harías sin la esperanza de llegar a ser alguien en la vida. Sin la esperanza de tener una vida medio deseada. Es eso mismo. La esperanza, las ganas de volar. Sinónimos. Como vivir y amar. Y no es que haga juegos del lenguaje, es que el lenguaje juega conmigo y yo me divierto con él. Lo utilizo para comprender una pequeña parte de lo incomprensible. Y ya no es que hable de amor en el sentido que te esperas. Hablo de amar en todas sus formas y conjugaciones. Puedes amar a una persona y no besarle ni hacer el amor con ella. Puedes amar una cosa por encima de una persona. Hablo de amor,  de sentimientos, que es lo que nos mueve en este mundo que nadie entiende. Y no me habléis de sociólogos o filósofos que intentan entender las partes más abstractas del ser humano. Ellos no saben más que generalizar conceptos, y nunca entenderán el tipo de amor concreto de una persona a otra.
¡Sorpresa! La vida no es como te esperabas. Pero eso no es nada nuevo, 
ya la gente te lo avisa. No estás en una película, ni en una novela, 
ni siquiera eres la musa de un poema. La vida es dura, ya lo acabarás 
entendiendo. Y conforme vayas creciendo los problemas aumentarán de 
complejidad y cada vez será más difícil resolverlos. Llegará, incluso, 
el día que tomes la decisión equivocada para resolver el problema que 
te plantea esta puta vida y ya te habrás desviado tanto del camino. 
que no sabrás volver adonde empezaste. ¡Sorpresa! Que hay pocos
finales felices. Y no hay tantas perdices para que toda la gente 
pueda comerlas. Y ahora estarás pensando lo contrario, pero algún 
día te acordarás de mis palabras dieciochoañeras que tienen de vida 
lo que cualquiera. Que tal vez no haya madurado lo suficiente como 
para dar consejos sabios, pero no soy una fruta, y te hablo desde 
la propia experiencia. Que si tienes algún problema, intenta resolverlo 
de la mejor manera. ¡Rómpete la cabeza! Que la ecuación no es tan difícil 
como para resolverla. Y cuando termines con el problema, ponte en guardia 
que vendrá la siguiente ecuación con dos incógnitas. ¡Sorpresa! Que el cielo 
no es para nosotros, que el cielo es para los que saben volar, y a nosotros 
nos cortaron las alas. Mírate detrás y verás esos huesos que sobresalen 
que no son más que restos de unas pequeñas alas que en su día tuvimos. 
¡Sorpresa! Que no puedes volar, que algún hijo de puta nos condenó a 
estar en la Tierra y a pisar barro. Que el cielo no es para mí, 
ni para ti, ni para el otro. Pero acuérdate, que las ganas de volar 
no te las quite nadie, que es lo único que nos queda, la esperanza 
de poder sobrevolar los problemas. La esperanza de llegar bien alto 
como para ver tan pequeños a los de ahí abajo que ya sean insignificantes. 
¡Sorpresa! ¿He dicho sorpresa? Quería decir vida, que no es ni más ni 
menos que sinónimo de sorpresa. Prepárate, que la vida es esa continua 
aparición de sorpresas. Que vivir es sorprender, que vivir es amar. 
Que vivir es sobrevivir a este mundo de problemas.