domingo, 8 de septiembre de 2013

Nada es casualidad.

Yo creo que creer que el amor es bonito es creer que el suicidio es bonito. Pero el suicidio interno, claro.

Y por eso me encanta tu caos. Y el desastre que me produce.

Yo soy de las que piensan que más vale una sonrisa triste que tres mil miradas bajas, aunque sean tus ojos.

Ven a ser mis ojos, aunque sean sólo 10 minutos.

Y a lo mejor te debo tres mil razones para que permanezcas aquí.

Pero tú me debes tres mil una para saber por qué quiero que estés.

Y a lo mejor se te hace extraño vernos juntos, como a mi tú, como tú yo.

Y, quizás, se te hace raro mirarme y encontrar más razones para vivir que para no hacerlo. Más razones para quedarte que para decir 'adiós'.

Más razones, ya sabes. Que razones tenemos demasiadas para alejarnos el uno del otro.

Y, perdona, porque me pasaría más de mil páginas hablando de tu puta sonrisa.

Échame otro más en vez de echarme las culpas.

Un trozo de calle que han expuesto en un museo, una palabra dentro de un fraseo, como un duro golpe en el boxeo, el miedo ya está enterrado en un mausoleo.