Meses pasaron y comprendí, que si tenía frío te tenía a ti como abrigo. Sé que te debo mucho, pero mis ojos saben hablar mejor que yo, porque en ellos encontrarás palabras que nunca sabré pronunciar. Y apuesto que no sabes que en aquella tarde de diciembre me enamoré de ti, y seguro que no sabes que moriría por volver allí, por enseñarte mis playas y darte un beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario