que las prisas siempre nos hacen aparecer con cualquier cosa y tocando a alguna puerta en la que nunca nadie abre, como si fuera el amor, como si fuéramos tú y yo. Tú. Yo. Otra vez fríos. Porque siempre vuelve el otoño, y otra vez las mariposas, pero esta vez, tú, no eres la causa de ellas.
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