Y de repente, se levantaba de la cama y se echaba andar, con una sonrisa puesta (y que bien le quedaba sin ninguna ropa).Y se giraba, no sé, esa sensación de estar otra vez envasada al vacío. Y cuando de repente te mira, lo único que quieres es que se quede a tu lado para siempre. Mirándote. Y es ahí, en aquel momento, cuando se te ocurrió la genial idea de que te mirara así para siempre. Que quizás sus ojos verdes puedan ser la cura contra el insomnio, de las pesadillas, de los buenos días sin las crepes de las doce, de los malos humores por no tener chocolate o de si a la mierda con la autodestrucción. Tú lo único que querías es que te mirara así por siempre.
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